CAPITULO 4 (Escrito por: Renzoch)

CAPITULO 4 (Escrito por: Renzoch)


(* Noelia y Juan Fernando *)

Al día siguiente, Juan Fernando maneja su auto rumbo a la oficina, cuando de pronto, mira una mujer caminando de espaldas, y piensa que es Noelia. El, detiene su auto, y comienza a llamarla… ¡Noelia! ¡Noelia! Pero, cuando se acerca a la mujer, ella voltea y él se da cuenta que no es Noelia. Juan Fernando pide disculpas y vuelve a encender el motor de su auto, rumbo con el trabajo. En ese momento, reacciona y piensa… ¿Qué me está pasando? ¿Por qué no puedo arrancarme esa mujer de mi mente?

Llega a su oficina, donde lo recibe Eva María, su secretaría, que coloca un CD (Disco Compacto) en su equipo de sonido…

-¡Buenos días, jefecito! ¡Como está usted!—Eva María.
-Buenos, días, Eva María. ¿Alguna novedad?—Juan Fernando.
-Lo llamó el Señor Villar, para recordarle la cita de esta tarde. –Eva María.
-¡Oh, gracias por decírmelo, Eva María!—Juan Fernando.

En ese momento, suena una dulce melodía: 

Hace tiempo que sueño con ella, y solo sé que se llama Noelia…” (Intérprete: Nino Bravo) 

Juan Fernando se pone impávido al escuchar a ese tema, que le recuerda a la muchacha.

-¿Y esa música?—pregunta él, confundido.
-¡Es un disco que me compré en “Polvos Azules”! ¿Muy bonito, no?—Eva María.
-Si, claro, muy bonita música. —Juan Fernando.
-¡Ya no hacen canciones como antes! ¡Ahora todo es sexo, sexo y sexo! ¿Y donde quedó el romanticismo?—Eva María.
-Si, claro. Esa canción es muy bonita. –Juan Fernando.
-Si, gusta, jefe. Le regalo el disco. –Eva María.
-¿No será mucha molestia?—Juan Fernando.
-¡Por supuesto que no! ¡Yo le puedo comprar otra copia! ¡Tome, jefe!—Eva María. 

Ella saca el disco de su equipo, y colocándolo en su estuche para entregárselo al jefe.

-Bueno… gracias. —él, recibiendo el disco. Y, entonces, pide permiso y se retira a su oficina, donde se encierra con llave, mientras escucha la canción: 

“Hace tiempo que sueño con ella, y solo sé que se llama Noelia.”


(* Angela *)

Por su parte, Ángela toca la puerta de la casa de Noelia para avisarle que tiene que ir a trabajar… ¡Toc! ¡Toc! Noelia sale en pijama.

-¡Hola Noelia! ¿Lista para ir a trabajar?—Ángela.
-¿Trabajar?—Noelia.
-Si, claro, tienes un puesto en el mercado. –Ángela.
-¿En serio? ¡No me acuerdo!—Noelia.
-¿Te está pasando algo, Noelia? Te noto rara. —Ángela.
-¡No, no me pasa nada! Me voy a cambiar y vamos juntas, ¿Okay?—Noelia.
-¡Te espero afuera!—Ángela.


(* Camilo *)

Noelia ingresa a su casa para bañarse y cambiarse de ropa, mientras que Ángela decide esperar afuera, y se encuentra con Camilo…

-¡Hola Camilo! ¡Qué sorpresa verte aquí!—Ángela.
-¡Hola Ángela! ¿Qué estás haciendo aquí?—Camilo.
-Vine a recoger a Noelia para ir juntas al Mercado. –Ángela.
-¡Oye! ¿Y como amaneció Noelia?—Camilo.
-¡No lo sé! ¡Sigue rara! ¿Tú sabes que le pasa? ¡Ella nunca ha sido así!—Ángela.
-¡Eso es cierto! ¡Y me preocupa!—Camilo.

En ese momento, viene Noelia, ya arreglada, y Camilo la saluda con fascinación…

-¡Hola Noelia! ¡Estás muy linda como siempre!—Camilo.
-Gracias, Camilo. Discúlpame por lo ayer, con lo de las flores. –Noelia.
-No te preocupes, Noelia. Ya está todo olvidado. –Camilo.

Ángela no puede ocultar sus celos.

-¡Ya vamos! ¡Qué va a llegar el “micro”!—Ángela.
-Noelia, ya compré las entradas para el clásico del Domingo. –Camilo, como hacerle conversación.
-¡Qué bueno! ¡Me encanta el fútbol!—Noelia.
-¿Perdón? ¿Qué no era que no te gustaba el fútbol?—Ángela.
-¿Verdad? ¡A mí siempre me ha gustado el fútbol! ¿Quiénes juegan?—Noelia.
-Alianza Lima con la “U.” –Camilo.
-¡Qué bueno! ¡Vamos todos a alentar a la “U”!—Noelia.
-¿Y desde cuando eres hincha de la “U”?—Camilo.
-¡Toda mi familia es hincha de “Universitario de Deportes”! ¡Espero que le ganemos a los “grones” que me caen mal!—Noelia.
-¡Yo soy hincha de “Alianza”!—Camilo.
-¿En serio? Pues, me caes muy bien. –Noelia.

Ángela vuelve a avisarles que el “micro”, autobús pequeño, ya está llegando y ellos se colocan en el paradero. Camilo está sorprendido con Noelia. Hace unos días, ella le dijo que no le gustaba el fútbol… y ahora, se entera que si le gusta el fútbol y es fanática del equipo rival. Y así, siguen el trayecto rumbo a la plaza de mercado, mientras el cobrador grita su frase célebre: 

“¡Avancen, avancen, al fondo hay sitio!”

Y llegan al mercado, Ángela acompaña a Noelia a su puesto, pero, Noelia estornuda y…

-¡No! ¡Hay flores allí y yo soy alérgica a las flores!—Noelia.
-¡Pero, si eres vendedora de flores!—Ángela.
-¡Ya no, ya! ¡No quiero seguir vendiendo flores!—Noelia.
-¡Puedes ayudarme a vender mis discos “piratas.”!—Ángela.
-¡Está bien!—Noelia.
-¡Y Camilo atiende a los clientes de Noelia!—Ángela.
-¿Yo? ¿Vendiendo flores?—Camilo.
-¿Y que tiene de malo? ¡Es un trabajo como cualquier otro! ¡Hazlo por Noelia!—Ángela.
-Si, claro. —Camilo, mirando a Noelia con fascinación. Noelia le sonríe a Camilo. 

Y Noelia ayuda a Noelia a vender sus discos “piratas,” mientras que Camilo atiende el puesto de flores de Rosario.

+++


(* Virginia *)

Por su parte, Doña Sara mira el retrato de su hija Rosario, cuando en ese momento, llaman a la puerta y se dirige a abrir. Es Virginia, nieta de Doña Sara, que la visita por órdenes de su padre…

-¡Virginia! ¡Nietecita querida! ¡Qué milagro que vienes a visitar a tu abuelita!—Sara.
-Hola abuela… pasaba por aquí y quise saludarte. –Virginia.
-¡Gracias! ¿Y como te va con ese chico…? ¿Cómo se llama?—Sara.
-Se llama Juan Fernando. –Virginia.
-¿En serio? Así se llamaba el novio de tu tía Rosario. –Sara.
-¿Mi tía rosario?—Virginia.
-¿No te conté alguna vez de ella? Ella y su novio murieron en el mar. ¡Ay, era una mujer muy bella! ¡Aquí tengo una foto suya! ¡Para que veas lo linda que era!–Sara.
-No, gracias, abuela. No me gustan esas cosas. –Virginia.
-¡Ay, nietecita, quiero que me acompañes al mercado que tengo que hacer unas compras! ¡Quiero hacer un “chupe” de camarones! ¡A tu tía Rosario, le gusta el “chupe”! ¡Era su plato favorito!—Sara.
-Si, claro. Te llevo al supermercado. –Virginia, en tono complaciente.
-¡No! ¡Tú sabes que no me gusta el supermercado! ¡Vamos al mercado!–Sara.
-¿En serio, abuela? ¡Pero, si es tan sucio… pobre…!—Virginia.
-¡Si, pero, en el mercado, las cosas son más frescas! Vamos, nieta. —Sara.
-¡Está bien, abuela!—Virginia.

Y las dos, con la canasta salen de la casa y se suben al auto de Virginia rumbo al mercado. Virginia está incómoda de ir a ese lugar tan pobre. Pero, por un capricho del destino, Doña Sara decide ir al Mercado donde trabaja Noelia.



(* Noelia *)

En el Mercado, Virginia y su abuela caminan por los puestos de Mercado, mientras que los vendedores pregonan… 

“¡A cinco soles el kilo de papa! ¡A tres soles el kilo de camote! ¡Cómpreme casera que se agota!” 

Virginia trata de ocultar su fastidio de estar en ese lugar de gente tan… insignificante. Y doña Sara se detiene a un puesto de camarones. En ese momento, aprovechando que su abuela está comprando camarones, Virginia se detiene a un puesto de música, que está lejos de la vista de su abuela... Noelia atiende a Virginia…

-¿Se le ofrece algo, señorita? ¿Algún disco en especial?—Noelia.
-No, gracias. Estoy mirando. —Virginia.

Noelia se queda mirando a Virginia y siente una extraña sensación en su mente…

-¿Nos hemos visto antes?—Noelia.
-No creo. No acostumbro a venir a estos lugares. –Virginia, en tono despectivo.

En ese momento, viene un cliente y le pregunta por un disco del grupo ABBA. Virginia mira al tipo con desprecio y trata de hacerse a un lado, mientras que Noelia le coloca el disco en su equipo de sonido para probar la calidad. Suena el tema “Dancing Queen” y Noelia siente una extraña sensación y de pronto, comienza a bailar y cantar al ritmo del tema pegajoso. Virginia siente ternura al ver a Noelia bailando esa canción. El cliente compra el disco y se retira. Noelia está feliz con su compra.

-Bailas muy bien. —Virginia.
-Gracias. El baile está en mis venas. Pero, ¿En serio no me quieres comprar un disco? –Noelia, sonriente.
-¡No acostumbro a comprar “piratas”! ¡No es legal y daña los equipos!—Virginia.
-¡Está bien, respeto tu decisión!—Noelia.

Entonces, guiada por un impulso, Noelia coloca en su equipo un disco de David Bustamante, suena el tema “La magia de tu Corazón”: 

“Siente la magia del corazón…”

-¡Esa canción me gusta! ¡La buscaba por todo lado!—Virginia.
-¿La vas a comprar?—Noelia.
-¡Pero, eso es piratería!—Virginia.
-¡No pasa nada! ¡Es más, te lo regalo!—Noelia. Entregándole el disco.
-¿Me lo regalas? No creo que deba aceptar tu regalo. –Virginia.
-¡No pasa nada! ¡Si sale malo, te lo cambio!—Noelia.
-Bueno, gracias. Eres muy amable. –Virginia
-Si necesitas música, yo te puedo conseguir lo que gustes. –Noelia.
-Si, claro, ¿Cómo te llamas?—Virginia.
-Me llamo Noelia. ¿Y tú? –Noelia.
-¡Yo soy Virginia! Bueno, mucho gusto en conocerte, pero, me retiro que me llama mi abuela. Gracias por el disco. –Virginia.
-Es un placer. –Noelia, sonriente. 

De repente, un gesto de Noelia hace que Virginia sienta una extraña sensación en su ser. Pero, no le hace caso, y se retira de la presencia de la bella muchacha. Virginia se reúne con su abuela que necesita ayuda para cargar las bolsas de camarones. Doña Sara no alcanza a ver el rostro de Noelia, por estar muy lejos de ahí.

-¿Dónde estabas, Virginia?—Doña Sara.
-Estaba viendo por ahí. –Virginia, sonriente.

Mientras, en el puesto del mercado, Ángela visita a Noelia…

-¿Cómo te ha ido, Noelia?—Ángela.
-¡Me ha ido bien, compre un disco de ABBA a un señor, y conocí a una nueva amiga, una señorita muy elegante y bonita, y le regalé un disco que buscaba!—Noelia.
-¿Regalaste un disco a una extraña? ¿Estás loca? ¡Como puedes cometer semejante disparate!—Ángela.
-¡Bah, no te preocupes, hemos quedado vernos nuevamente!—Noelia.
-¡Yo creo que voy a estar pendiente de lo que haces, o sino, me llevas a la bancarrota!—Ángela.
-Bueno, vamos a almorzar… ¡Tengo ganas de comer “chifa”!—Noelia.
-¡Si, conozco un “chifa” muy bueno por aquí!—Ángela.

Ángela y Noelia cierran el puesto momentáneamente y se reúnen con Camilo para almorzar “chifa”, es decir, comida china.

+++

Al mismo tiempo, Virginia deja a su abuela en su casa…

-Te dejo abuela, que quedé con Juan Fernando a almorzar juntos. –Virginia.
-¿No te quedas? A ti te gusta el “chupe” de camarones. –Doña Sara.
-Será para otro día. Chao, abuela. –Virginia.
-De nada, Virginia. Gracias por acompañarme al Mercado. –Doña Sara.

Doña Sara ingresa a su casa, mientras que Virginia acelera el auto y se retira, a su cita con su novio.


(* Carlos *)

En ese momento, Juan Fernando espera a Virginia, cuando se encuentra con su amigo Carlos…

-¡Carlos, amigo mío! ¡Como has estado!—Juan Fernando.
-¡Hola! ¡Quiero invitarte a ver el clásico del domingo! ¡Juega Alianza Lima con la “U”!—Carlos.
-No gracias, no me gusta el fútbol. –Juan Fernando.
-¡Vamos! ¡Es un partido importante! ¡Y te vas a divertir!—Carlos.
-Hummm… pensándolo bien… ¡Está bien!—Juan Fernando.

Y en ese momento, viene Virginia y saluda a su novio, y convencen a Carlos para almorzar juntos.
CONTINUARA…

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